Hay ocasiones en que perdemos el rumbo cuando
nos sentimos abandonados por nuestra pareja. Este es el sentimiento más desolador
porque sentimos que está en juego nuestra propia seguridad. Yo sé, lo he experimentado en carne propia. La
mayoría de las veces ocurre cuando uno de los miembros de la pareja se ha
despreocupado por el otro por causas de diferente naturaleza: ya sean razones de trabajo, compromisos
familiares, problemas con los hijos, preocupaciones
financieras, etc.
Es muy importante entender que en estas situaciones la
persona afectada verdaderamente experimenta haber sido abandonada por su pareja
y en la misma medida su cónyuge no tiene ni la más remota idea que esto está sucediendo. Este es justamente el problema porque cuando
el afectado hace el reclamo a su cónyuge lo hace a manera de quejas que no
tienen nada que ver con la situación real o los sentimientos que está experimentando. Un ejemplo del diálogo que se presenta en estos casos en que
ella se siente abandonada por su pareja debido a cuestiones laborales, podría ser el siguiente:
Ella: “Quiéreme más…ya
no te importo, no me quieres igual que
antes! ”
El: “Claro que te quiero amor, te quiero mucho es
solo que he estado muy ocupado”
Ella: “No. Algo está pasando, porque tú has estado ocupado en otros momentos y nunca habías sido así”
El: “No sé de que me hablas.
Deja de decir tonterías, te quiero igual
y te presto la misma atención que siempre. Nada de lo que yo hago es suficiente
para ti. Siempre quieres más y más. La
que debería entender eres tú, no seas tan egoísta! ”
Ella: “ Claro, ahora
la culpable soy yo. Yo te hablo todo el tiempo y te digo cosas lindas pero me
ignoras, ni te enteras que es contigo……etc.
A partir de este momento resulta
inevitable caer en un diálogo destructivo que comienza con las acusaciones de
ella y termina con él encerrándose en sí mismo sin decir ni una palabra. A su
vez, esta falta de respuesta por parte de él origina un nuevo reclamo por parte
de ella diciendo “Claro, me ignoras, tú todo lo resuelves así….”, etc.
¿Ven el patrón? ¿Qué hacer frente a esta situación?
La solución comienza cuando ambos
reconocen que están discutiendo sobre algo que no tiene nada que ver con lo que
verdaderamente está sucediendo. El
reclamo de ella“ Ya no me quieres” o “ Ya no te importo” tiene un significado
más profundo y cuando ambos miembros de la pareja o por lo menos uno de ellos no se da cuenta de
esto, entonces se origina un diálogo destructivo entre ellos. Lo que la persona verdaderamente
está tratando de comunicar es “ Tengo miedo”.
¿Miedo a qué? Pues miedo a que este sentimiento de abandono se prolongue
o incluso se haga permanente. En
definitiva, lo que la persona está queriendo decirle a su pareja es “ Te amo y
no quiero que nuestro vínculo afectivo se rompa”.
Si ambos reconocieran esto ¿ Cómo sería el
diálogo entonces?
Ella: “Sé que tienes
mucho trabajo pero cuando te distraes así me da un sentimiento tan grande de
abandono que hasta me da pena decírtelo. Quiero que me ayudes para poder
sentirme cerca de ti nuevamente.”
El: “ Entiendo, reconozco
que me he ocupado mucho con los nuevos proyectos y te he podido hacer sentir
así. Te pido disculpas porque mi intención nunca fue abandonarte, por el
contrario, te amo muchísimo y solo quiero lo mejor para ti. ¿Qué podemos hacer para que no te sientas
así? Tú sabes que tengo que terminar estos nuevos proyectos y también quiero
que sepas que no importa cuan ocupado esté, tú siempre eres lo más importante
para mí”
Este tipo de diálogo se da fácilmente
cuando ambos miembros de la pareja reconocen lo que verdaderamente está
pasando: el miedo a perder el vinculo afectivo entre ellos.
Hay varias maneras de desarticular los
diálogos destructivos. La más efectiva es cuando uno de los dos se da cuenta
que están entrando en un diálogo destructivo puede detenerse y dejárselo saber
al otro diciéndole “Ya estamos de nuevo cayendo en un diálogo destructivo” o
incluso, sería ideal si ambos le dieran un nombre a este tipo de diálogo
destructivo de modo que cuando estén a punto de entrar en uno de ellos, y lo
llamen por su nombre, ambos
inmediatamente entiendan lo que está pasando y puedan hacer un alto para
preguntarse: ¿Qué es lo que realmente está pasado?, ¿Cómo me siento cuando tú haces esto?, ¿Qué puedo hacer para que
no te sientas así? Victor Frankl dijo que "Entre
el estímulo y la respuesta hay un espacio. En este espacio se encuentra nuestro
poder de elegir nuestra respuesta." Los reto a que en este espacio decidan
que no van a entrar en un dialogo destructivo sino que van a restaurar el
vinculo afectuoso.