- La entrega total de mi vida a Dios, en fe. Este es el paso clave que ha cambiado mi vida radicalmente. Como Católico tradicional en mi formación, no había oído de la necesidad de hacer tal entrega personal – libre, completa, irrevocable. Mi propio “sí” a la invitación del Señor ha marcado toda mi vida, y ha dirigido cada decisión importante que he tomado. Tiene varios elementos:
- La “conversión” personal: dejar de llevar una vida egocéntrica, arrepentirme de mi orgullo y de mis pecados, y someter mi vida plenamente al señorío de Jesucristo. No puede ser un asunto de palabras, sino de decisiones coherentes y radicales, para la gloria de Dios.
- Aceptar la invitación de Jesús al discipulado. Este paso implica una nueva relación personal e íntima con Jesús. Cuando acepté su invitación, empecé una nueva vida diaria en comunión con Él.
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